“¿Qué mono? ¡Mono, las pelotas!” , solía gritar José María Gatica , desafiante, cuando alguien lo llamaba por el apodo que detestaba. Pero el destino, tan irónico como implacable, se encargó de sellar para siempre ese nombre junto al suyo. Mucho antes de ser leyenda, Gatica fue lustrabotas. Luego de llegar a la gloria deportiva, fue mozo y tuvo otros oficios. Antes del Luna Park, su ring fue el andén de Constitución; y antes de llegar a la cima, creció caminando en calles de tierra.
Peronista hasta el tuétano, Gatica fue el boxeador del pueblo y el mimado de Juan Domingo, el presidente argentino. Con su apoyo viajó a los Estados Unidos, buscando una victoria contra el campeón mundial Ike Williams , pero fue derrotado por nocaut en el primer asalto en el Madison Square Garden.
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