Estados Unidos solía verse a sí mismo como un país de clase media, unido por aspiraciones comunes, pasatiempos compartidos y marcas masivas. Hoy, las empresas trabajan horas extra para estratificar a los consumidores, separando a quienes tienen de quienes no tienen —y de quienes tienen yates—, en busca de extraer la mayor cantidad de dinero posible.
Esto puede verse en Disney World, que alguna vez usó frases como “todos son VIP” y evitaba los servicios para saltar filas. Ahora ofrece tours VIP que cuestan hasta U$S 900 por hora, sin incluir la entrada. El club mayorista Costco no solo cobra por permitir comprar en sus tiendas, sino que también ofrece horarios reservados para quienes pagan una membresía “ejecutiva” más cara.
Delta Air Lines ha convertido la diferenciación en un arte, con

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