El caso del pederasta y traficante de menores Jeffrey Epstein ya es el mayor escándalo en la década de Donald Trump en política. El presidente se presentó a las elecciones prometiendo total transparencia sobre su relación con el financiero fallecido y la publicación de todos los documentos relacionados con sus crímenes. Pero, una vez en el poder, se ha desentendido y ha pedido a los estadounidenses que miren hacia otro lado, pues “a nadie le importa”.

Los tres correos publicados ayer por los demócratas son la prueba más evidente de que el republicano conocía los delitos de quien fue su amigo durante más de una década, antes de que se distanciaran en el 2004. Aunque son los más incriminatorios, no son los únicos difundidos ayer: el Comité de Supervisión de la Cámara de Representantes, lide

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