Lo de Gustavo Petro no se trata de un error retórico. La situación es grave y compleja para Colombia y en consecuencia para los venezolanos.
Muestra reciente la retrató buena parte del mundo político en la última Cumbre del CELAC elaborada y pensada por Petro para reunir en la ciudad de Santa Marta a 60 jefes de Estado y de Gobierno de Europa, América Latina y el Caribe; para su pesar el evento fue una expresión de desprecio que culminó en un registro oficial de asistencia de tan solo de 9 jefes de Estado o de gobierno.
Son muchas las señales de disonancia cognitiva y ausencia de moral de Gustavo Petro. Se trata de un personaje comprometido solo con su ego.
Que el presidente de Colombia tenga, digamos, esa condición, tiene consecuencias serias también para los venezolanos.
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