Hay edificios que no solo cambian el paisaje: cambian la manera en que una ciudad se imagina a sí misma. La Galería Güemes , inaugurada en 1915, fue uno de ellos. En una Buenos Aires que todavía se desplegaba horizontalmente —con sus casonas, sus conventillos y sus bulevares afrancesados—, un arquitecto italiano se animó a desafiar la gravedad y levantó el primer rascacielos porteño.

Tenía 14 pisos , medía 76 metros de altura y se construyó íntegramente en hormigón armado, una técnica que recién comenzaba a imponerse en el mundo. Era una apuesta por la modernidad, pero también una declaración de principios: la ciudad ya no crecía solo hacia los bordes, sino también hacia el cielo.

La obra fue concebida por Francisco Gianotti, un arquitecto nacido en Italia que ya había dejado su hue

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