Cuando escapó de Waterloo, la batalla que selló su caída, Napoleón Bonaparte dejó atrás sus años como emperador de los franceses. También quedó en ese rincón de Bélgica un broche ornamentado con diamantes que pertenecía a él y que pudo ser recuperado por el ejército prusiano. Más de dos siglos después, ese broche fue subastado por una cifra récord en Ginebra : pagaron unos US$ 4,39 millones (3,79 millones de euros) en Ginebra.
El precio de venta de esa joya histórica superó ampliamente las expectativas de la tradicional casa de subastas, que lo había estimado en entre US$150.700 y US$255.000 (130.000 y 220.000 euros).
El broche formaba parte de los efectos personales que el emperador tuvo que dejar en su huida por la llanura de Waterloo , cerca de Bruselas, frente a los solda

Clarín

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