SDOT YAM, Israel (AP) — El exsoldado israelí siente la piel fría de las serpientes envuelta firmemente alrededor de sus antebrazos, y por un momento puede respirar.
Han pasado casi 18 meses desde que dejó el ejército tras luchar en la guerra de Gaza, y los recuerdos traumáticos y ataques de pánico no han cesado. Fue herido en un ataque con misiles de Hamás en su base militar, y expresó que dos de sus amigos, también soldados de unos 20 años, se suicidaron. Esta granja en el centro de Israel dedicada a ayudar a los soldados ha sido un salvavidas, manifestó.
"No importa si pasa un avión o si pasa un dron o si alguien está gritando... Porque estoy aquí con la serpiente ahora mismo", declaró el sargento mayor de 27 años, quien describió la experiencia como una forma de anclarse. Al igual que

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