Tras la larga hegemonía del minimalismo nórdico y su idea de orden luminoso, en interiorismo emerge una estética más introspectiva y sensorial. El llamado moody living encarna esa transición: interiores en penumbra, tejidos densos, luces cálidas y materiales nobles. Una estética tradicionalmente asociada a lo masculino, pero ahora reinterpretada desde una sensibilidad reflexiva, contenida y culta que busca profundidad más que brillo. Es decir, no se trata de volver a la cueva, sino de crear refugios contemporáneos que equilibran sofisticación y calidez.
En inglés, moody puede significar melancólico, cambiante de ánimo o de atmósfera intensa. En términos de diseño describe una nueva manera de habitar que, aunque nazca como reinterpretación del hogar masculino, se ha convertido en un

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