El Doctor Patán leyó, con el corazón en un puño, que a mi Bodocón, el Joserra, me lo habían vapuleado ooootra vez en redes sociales.

Lo del corazón y el puño responde a dos razones. La primera, que ya he reconocido públicamente, es que tengo una marcada debilidad por ese mocetón. No sé a ustedes, pero aquí a su Doctor el Bodoconshain lo conmueve por ese rasgo biográfico tan de su familia que es la combinación de trabajo extenuante y pasión por la lucha social.

En efecto, como su hermano, el sensei Andy, mi Jose heredó de papá la propensión a la disciplina espartana sumada a la sensibilidad por lo popular. Sé que suena como una mezcla inmejorable, y sí: es una apuesta vital irreprochable desde muchos puntos de vista, de ahí que me sienta tan conmovido. Pero implica problemas prácticos. Me

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