Imagínate despertar mañana por la mañana y descubrir que no sale ni una gota de agua al abrir el grifo. No puedes ducharte, preparar café, cocinar ni lavar los platos. Tu hijo llora porque tiene sed y no puedes darle agua para beber. Los hospitales no pueden funcionar, las escuelas cierran, las fábricas cierran y los supermercados se quedan sin productos frescos en cuestión de horas.

Esto no es ciencia ficción. Esto es lo que ocurre cuando fallan las infraestructuras hidráulicas: esas instalaciones invisibles que funcionan las 24 horas del día, los 7 días de la semana, para proporcionarnos agua potable en nuestras casas. Y, como vemos a diario, este escenario es cada vez más probable debido a las amenazas a la seguridad de las instalaciones hidráulicas .

En el siglo XXI, el agua ya no

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