El movimiento vecinal de Barcelona ha denunciado este jueves lo que consideran como otra crisis de la vivienda en la ciudad, más oculta que la de los precios disparados. Esta es la plaga de problemas estructurales que sufren miles de fincas, muchas de ellas debido al aluminosis empleado en la construcción en las décadas de 1950 y 1960. Solo en cuatro barrios, la Federación de Asociaciones de Vecinos de Barcelona (FAVB) ha contabilizado más de 8.000 pisos en riesgo de ruina.
“Estamos ante un tsunami de edificios con patologías gravísimas”, han proclamado desde la FAVB. La mayoría de ellos, unos 5.000, se encuentran en el Besòs, donde 2.800 están en riesgo grave, según las entidades locales. El resto se ubican en La Pau (2.500), Trinitat Vella (432) o el Poblenou (314).
Los dirigentes vecinales de estos cuatro barrios, además del Carmel, han comparecido este jueves para denunciar la urgencia de rehabilitar estas fincas, muchas de ellas pendientes desde hace años de planes municipales que no acaban de materializarse. También han criticado que la mayoría de ellos no han podido optar por ahora a los Fondos Next Generation para la rehabilitación de fincas, según han dicho debido a problemas burocráticos, a plazos inasumibles o a que las comunidades de vecinos son tan precarias que no pueden asumir su parte.
El caso más conocido es el del Besòs, con decenas de pisos apuntalados debido a la degradación provocada por la aluminosis. El Ayuntamiento tiene el compromiso de rehabilitar 1.250 pisos, aunque solo 200 serán una realidad en este mandato. “Las condiciones de rehabilitación no son casi nunca asumibles en estas zonas, que necesitan un modelo público”, lamentaba Tereixa Pardo, de SOS Besòs. “No tienen capacidad para hacer un adelanto para iniciar las obras, ni capacidad organizativa… Todas las subvenciones con las que el gobierno tapa la boca a los vecinos nunca acaban llegando”, criticaba.
En el Besòs, los fondos europeos peligran debido a los plazos de finalización de las obras, que deben ser antes de julio de 2026. Pero todos saben que ninguna de ellas estará lista por esas fechas.
También se puso sobre la mesa el ejemplo de Trinitat Vella. Roberto Rodríguez, de la asociación de vecinos del barrio, ha criticado que en sus edificios afectados la promesa era que las subvenciones cubrieran entre el 80% y el 90% del coste, pero finalmente será del 40%. “Así los proyectos dejan de ser económicamente viables para los vecinos”, exponía Rodríguez. “Ahora mismo no hay ningún proyecto redactado en todo el barrio”, se exclamaba este vecino.
La denuncia de que los fondos europeos “pasan de largo” para tantas decenas de fincas, tal como han expuesto los vecinos, contrasta también con las cifras que ofrece el consistorio sobre estas ayudas de Bruselas. El consistorio estima que con este dinero se van a rehabilitar 8.700 pisos, destinados a eficiencia energética y accesibilidad. “Un demanda muy superior al ritmo habitual de rehabilitación residencial de la ciudad”, señalan.

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