La derecha y el establishment siguen exultantes luego del sorpresivo triunfo electoral y del verano financiero que viven. El peronismo derrotado se desangra en internas y negocia la reforma laboral vía la CGT y los gobernadores. El vacío de los ausentes electorales y la importancia de una izquierda que, aunque los medios lo intenten, no pueden ocultar.

El sorpresivo triunfo del Gobierno en las elecciones legislativas trajo análisis y debates por doquier, pero la mayoría tienen un mismo sesgo: entre la desmoralización y el triunfalismo, ponen al ajuste como “inevitable”. Por un lado, los analistas de la derecha clásica, que sueñan con un país sometido abiertamente a EE.UU. y al capital financiero con apoyo popular, esperando que el pueblo trabajador aplauda el ajuste que recae sobre sus es

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