Noruega originó una asombrosa propuesta para la movilidad “inteligente” e impedir la contaminación en las rutas de su país, precisamente en la localidad de Trondheim. Una serie de bobinas de cobre instaladas bajo el asfalto, generan un campo magnético y transfieren energía por medio de una carga inalámbrica a los autos eléctricos mientras se encuentran en circulación. La instalación está diseñada para resistir las condiciones extremas como nieve, hielo y humedad.

El proyecto piloto tiene apenas cien metros de extensión y los ingenieros locales aspiran a poder aplicar la tecnología a gran escala. Una de las grandes pruebas a sortear, será si el sistema podrá tolerar la circulación de vehículos de mayor porte.

En 2024, el 88,9% de los autos 0 Kilómetro que se vendieron en suelo

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