Estamos a mediados de noviembre, a las puertas del invierno, y ya podemos constatar que Pedro Sánchez ha superado el otoño caliente que le asediaba y ahí sigue, dientes dientes, quitando la razón a quienes auguraban elecciones anticipadas.

Es verdad que su Gobierno arrastra unos presupuestos antiguos, irreales, y vete a saber si va a conseguir renovarlos el año que viene. Es cierto que los españoles llevamos ya una buena racha de tiempo viendo cómo se acumulan causas judiciales de gravedad a su alrededor, juicios que afectan directamente al entorno directo del presidente del Gobierno (esposa, hermano, los del Peugeot).

Pero esos juicios se celebran, quedan vistos para sentencia y el cabreo y el interés colectivo que suscitan se van desvaneciendo, sin más, curados todos de espanto como es

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