Anthony Nesty permanece como el rostro más reconocible de Surinam. S u oro olímpico en Seúl 1988 se convirtió en una referencia difícil de igualar y durante décadas se ha mantenido como la más grande hazaña deportiva capaz de colocar al país en una conversación internacional. La historia es bien conocida. A falta de más figuras de ese calibre el país de 600 mil habitantes se acostumbró a un papel modest o en casi todas las disciplinas. La sorpresa vino desde el futbol que abrió una ruta impensada hacia un escenario donde hoy aparece a un triunfo de su primer Mundial.
La victoria 4-0 contra El Salvado r alteró la dinámica de las eliminatorias de la región. La diferencia en intensidad y convicción fue tan clara que transformó el partido en una declaración de ambición. Surinam dejó

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