El taxista L. R. C. M. de 56 años, se jugó la cabra (animal que representa la lujuria) y ganó.

Solo que, la ganancia que obtuvo no se la deseamos a nadie, un boleto directo al centro de retención y resguardo policial, antiguo reten de Guasina.

La historia comenzó con el abordaje de los estadales en el centro de salud, verificando que ocurría con la niña.

Constatada la información, recabadas las señas particulares del supuesto agresor sexual, lo detuvieron en su guarida de calle Pativilca.

Negando toda posibilidad de estar vinculado al hecho, le leyeron la cartilla indicándole que, en su contra pesaban dos factores, el tipo y grado del traumatismo y la confesión explicita de la presunta víctima. Por más que se creyera invulnerable e hiciera valer su condición de adulto mayor, estaba met

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