El dispositivo tiene un diseño cercano al de los modelos para adultos, pero mantiene las funciones esenciales para garantizar que los menores realizan un uso seguro

Todavía recuerdo cómo, con 15 años, lloraba de frustración porque deseaba tener mi primer móvil. Algunos de mis compañeros de instituto ya tenían los suyos —los míticos Alcatel One Touch Easy o el Nokia 3110— y no dejé de insistir a mis padres hasta que lo conseguí.

Hoy, unos cuantos años después, soy yo la que teme el momento en el que mi hijo mayor, de casi 5 años, pida su primer teléfono. Aunque espero que todavía falten unos años para que esto suceda, la realidad es que en la actualidad cada vez más familias optan por una alternativa intermedia: un smartwatch que les mantengan conectados con sus amigos, pero en un entor

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