Durante casi una década, Melanie ha convivido con una tranquilidad que antes no conocía. Esa calma le llegó de la mano de Milka, una labradora entrenada para detectar con antelación las subidas y bajadas de glucosa provocadas por su Diabetes tipo 1 . Unos ladridos breves y una mirada fija son suficientes para avisar de que, en unos veinte minutos, algo va a cambiar en el cuerpo de Melanie. Ese margen le permite comprobar sus niveles de azúcar y actuar a tiempo. “Me fío más de mi perra que de mi sensor”, asegura.
Antes de tener a Milka, Melanie era propensa a sufrir bajadas nocturnas. La preocupación en su entorno era constante, especialmente cuando decidió irse un año a estudiar a Alemania. Fue entonces cuando su madre le insistió en solicitar un perro de alerta médica . Desde

Aragón Digital
Associated Press US News
AlterNet
Raw Story
The Texas Tribune Crime
Sky Sports Golf