Venimos diciendo que Europa afronta con dificultad el cambio de paradigma económico que vivimos. Y así, para adaptarse, los países de la UE intentan seguir la delicada senda que definen la creciente competencia y el conflicto de China y EE.UU. y las dificultades militares con Rusia.

El problema de fondo radica en una UE atrapada por decisiones previas que imposibilitan abordar adecuadamente los desafíos de hoy. Porque los instrumentos que garantizarían el futuro, lastimosamente, ni existen ni se les espera: no hay gobierno común, ni instrumentos financieros propios, ni capacidad de emisión de bonos públicos ni transferencia de recursos entre países. Nos enfrentamos a este nuevo mundo con viejas herra­mientas.

El problema de la UE es que se enfrenta al mundo de hoy con viejas herramientas

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