Una nueva investigación revela que las canas se producen cuando una célula decide retirarse antes que arriesgarse a convertirse en maligna.

Las canas son un signo inevitable del envejecimiento. Son un recordatorio visual del paso de los años y de todos los cambios corporales que lo acompañan.

Sin embargo, las nuevas investigaciones científicas ponen en entredicho este simple relato y revelan que esas hebras plateadas de nuestra cabeza podrían ser un signo externo de las intrincadas defensas de nuestro cuerpo contra el cáncer.

Un nuevo estudio realizado en ratones ha desvelado las extraordinarias formas en que nuestro organismo gestiona el daño celular, un proceso clave tanto en el envejecimiento como en el cáncer. En el envejecimiento, el daño celular debilita gradualmente y altera la f

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