Ben Leonberg, el director de la cinta Good boy, no buscaba hacer una película de terror para asustar, sino para recordarnos lo que amamos.
En su ópera prima, el cineasta estadounidense quiso crear una carta de amor dedicada a todos los perros, y también una reflexión sobre la lealtad que sobrevive incluso frente a la muerte.
“El amor entre una persona y su mascota es puro, sencillo y fácil de entender. No necesita explicación”, dice Leonberg.
La cinta, que fue filmada durante más de 400 días en la casa del propio director, tiene como protagonista a Indy, su perro retriever de Nueva Escocia.
Con un presupuesto mínimo y sin efectos digitales, el director debutante Ben Leonberg construyó una historia narrada desde la mirada de un animal que percibe aquello que los humanos no pueden ver: l

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