“La prevención es la clave para evitar lesiones graves o amputaciones”, señala Canosa. Y destaca que las personas con diabetes deben realizar un doble control: uno diario personal y otro profesional, con un podólogo idóneo.

Cuidado diario y prevención

La higiene es fundamental. Se recomienda lavar los pies a diario con agua templada y jabón cremoso o de glicerina, controlando la temperatura con las manos y nunca en el bidet. No se aconsejan los baños de inmersión prolongados.

El secado debe hacerse con paños de algodón suaves, especialmente entre los dedos. Es importante controlar la presencia de hongos, ampollas o lesiones, y mantener el secador de pelo a más de 40 centímetros del pie para evitar quemaduras.

La humectación debe realizarse en talones, plantas y dorsos, nunca entre los

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