El continuo aumento de pasajeros y las obras de reforma de la T1 están poniendo a prueba la operativa del aeropuerto de Barcelona. La actividad no para de crecer y este año volverá a superar su límite de capacidad, fijado en 55 millones de viajeros, a tenor de los datos que Aena ha difundido este viernes. El reto es mayúsculo porque a una infraestructura ya de por sí tensionada se añaden los trabajos en las terminales, que ya han comenzado con la instalación de nuevos filtros de seguridad y que se alargarán una década teniendo en cuenta la ampliación que el gestor y la Generalitat proyectan. Todo ello, en medio de una dura competencia entre el low cost por proteger su cuota y el importante aumento de los vuelos de largo radio.
Sólo en octubre, el aeropuerto registró más de 5,24 millo

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