El cierre del año genera niveles elevados de estrés en la mayoría de las personas , incluso en contextos de celebración y fiestas familiares. La llegada de diciembre refuerza una presión interna y social marcada por balances personales , cumplimiento de expectativas y una agenda intensa de compromisos. Esta combinación produce ansiedad y cansancio , y transforma un periodo asociado a la alegría en una fuente de tensión psicológica.

La revisión psicológica del fenómeno muestra que el fin de año se vive como un capítulo que concluye, lo que invita a la comparación entre los logros reales y los objetivos ideales o deseados.

La “teoría de la autodiscrepancia”, desarrollada por E. Tory Higgins , explica que la diferencia entre los deseos, los deberes percibidos y la realidad e

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