Por qué juzgamos: el espejo que no queremos mirar
Juzgar se ha vuelto tan cotidiano que ya casi no lo notamos. Lo hacemos en silencio, en voz baja o disfrazado de “opinión personal.” Lo hacemos frente a una pantalla, en una conversación casual o dentro de nuestra propia mente cuando alguien actúa, siente o vive distinto a nosotros.
Pero detrás de cada juicio se esconde algo más profundo que una simple opinión: un reflejo de lo que no queremos ver en nosotros mismos. El juicio no nace del otro; nace de nuestras propias heridas.
El juicio como defensa
Juzgar es una forma de protegernos. Nos da la ilusión de control. Cuando etiquetamos a alguien, sentimos que lo entendemos y que, por tanto, no puede desestabilizarnos. Decir “yo jamás haría eso” o “mira cómo vive” es, muchas veces, una man

Impacto Latino Estilo de Vida

AlterNet
People Top Story