En la costa del Pacífico panameño y en el norte de Perú, mujeres apicultoras están colocando colmenas en manglares, cosechando miel mientras restauran un escudo climático. Un proyecto transfronterizo combina ciencia y tradición para generar ingresos, proteger la biodiversidad y demostrar que la conservación y los medios de vida pueden coexistir.

Manglares, miel y un pueblo llamado París

En el borde de la Bahía de Parita, a más de 230 kilómetros al oeste de la Ciudad de Panamá, el pueblo de París despierta con la marea y el susurro de las raíces. El manglar aquí es despensa y farmacia, un muro contra inundaciones y una guardería natural, y ahora también un taller zumbante. Vestidas con trajes blancos y velos, ocho integrantes de la Association of Women Lovers of the Mangrove , Amuram

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