Uno de los principales beneficiarios de la agresión de EE.UU. contra Venezuela está siendo la industria militar del país norteamericano, señala un análisis del Instituto Quincy para la Gobernanza Responsable.

Actualmente están desplegados en el Caribe buques navales clave como destructores de misiles guiados equipados con el sistema de mando y control de armas Aegis o el submarino de ataque de propulsión nuclear USS Newport News, capaz de lanzar misiles Tomahawk. Asimismo, la llegada del grupo de combate del portaaviones USS Gerald R. Ford, el portaviones más nuevo y tecnológicamente avanzado de la Armada estadounidense, incorpora a otros 4.000 militares al teatro de operaciones, además de los aproximadamente 10.000 ya desplegados allí.

Beneficios por mantenimiento

La publicación destaca que muchos de los sistemas involucrados en la escalada militar estadounidense son extremadamente costosos. Así, cada destructor de clase Arleigh Burke cuesta unos 2.500 millones de dólares solo para su adquisición . Mientras, el avión de ataque AC-130J Ghostrider cuesta 165 millones por unidad; el P-8 Poseidón, unos 83 millones; y los aerodeslizadores LCAC, con los que están equipados algunos de los buques, aproximadamente 90 millones por unidad.

Asimismo, los contratistas militares se benefician de los costos de mantenimiento y de los servicios posteriores mientras las naves están en el mar, con unos gastos que representan alrededor del 70 % del costo total, señala el análisis. 

Nuevos contratos

Entre las empresas militares estadounidenses, algunas ya han logrado obtener pingües beneficios. Por ejemplo, General Atomics recibió un contrato de 14.100 millones de dólares para apoyar la adquisición y el sostenimiento de sus sistemas de drones MQ-9 Reaper a mediados de septiembre, poco después de que comenzara la agresión estadounidense en el Caribe.

En este contexto, el periodista y cofundador del Instituto de Reforma de la Política de Seguridad (EE.UU.), Stephen Semler, considera que los mayores beneficios recaerán en los gigantes del complejo militar-industrial: Lockheed Martin, Boeing y RTX .

Un avión de combate F-35 aterriza en el portaaviones USS George H.W. Bush U.S. Navy / Mass Communication Specialist Seaman Apprentice Zachary Steward

Los productos de Lockheed Martin están especialmente presentes en el actual despliegue estadounidense. Es el contratista principal del avión de combate F-35 y también fabrica los sistemas de combate Aegis de los buques de guerra, por los que la empresa recibió el pasado verano un contrato de 3.100 millones de dólares.

La compañía también anunció una inversión de 50 millones de dólares en Saildrone, que opera desde febrero en el Caribe vehículos de superficie no tripulados con fines de vigilancia antidrogas.

A su vez, RTX puede obtener grandes beneficios gracias a los misiles Tomahawk , ampliamente desplegados en el marco de la expansión militar estadounidense en la región. Con la llegada del grupo de ataque del USS Gerald R. Ford, el número de misiles instalados en los buques podría alcanzar unos 185. El Pentágono adquirió cada uno por alrededor de 1,3 millones de dólares . Sin embargo, la Armada de EE.UU. ya quiere más: a principios del mes pasado,  autorizó la compra de 837 Tomahawks  modernizados con capacidades adicionales de detección y procesamiento.

Un misil de crucero Tomahawk Greg Geisen / Gettyimages.ru

"Más allá de los beneficiarios directos, toda la industria armamentística se beneficiará del aumento militar y de la perspectiva de una guerra ", subrayó Semler. "Los esfuerzos de presión se estructurarán en torno a la posibilidad de una guerra con Venezuela, con el efecto combinado de aumentar el presupuesto del Pentágono y, por tanto, favorecer a todos los contratistas militares ", concluyó.

La agresión de EE.UU. contra Venezuela

  • Desde agosto, Estados Unidos ha desplegado una significativa fuerza militar frente a las costas de Venezuela, compuesta por buques de guerra, submarinos, aviones de combate y tropas, justificando esta acción como parte de su lucha contra el narcotráfico. Desde entonces, los militares llevaron a cabo  varios bombardeos  contra presuntas lanchas con drogas en el mar Caribe y el océano Pacífico que  han dejado más de 70 muertos .
  • Frente a las acusaciones estadounidenses, las autoridades venezolanas han articulado una respuesta unificada que rechaza el marco de confrontación bilateral y denuncia que se trata de una campaña de agresión multilateral.
  • El presidente Nicolás Maduro  ha denunciado  en repetidas ocasiones que las agresiones de EE.UU. contra Venezuela buscan "cambiar el régimen" en el país y apropiarse de su  "inmensa riqueza petrolera" .
  • La postura venezolana ha encontrado respaldo en la comunidad internacional. El ministro de Relaciones Exteriores de Rusia, Serguéi Lavrov,  advirtió  que las acciones de EE.UU. "no conducirán a nada bueno". Calificando como inaceptables la destrucción de barcos  sin "juicio ni proceso" , el canciller criticó que  "así actúan los países fuera de la ley" . Asimismo, subrayó que la política de la Administración Trump  "no mejorará la reputación de Washington ante la comunidad internacional" .
  • Además, las operaciones militares, que han incluido bombardeos de lanchas de escaso calado, han sido condenadas por el alto comisionado de la  ONU  para los Derechos Humanos,  Volker Türk , así como por los gobiernos de  Colombia México  y  Brasil . Diversos expertos internacionales han calificado estos ataques como  "ejecuciones sumarias"  que violan el derecho internacional.