Esta semana, el Palacio Nacional de la Ciudad de México —edificio histórico del país y la residencia oficial de la presidenta de México, Claudia Sheinbaum— ha lucido completamente amurallado. Grandes vallas metálicas lo cubren ante posibles actos vandálicos. La protección no es casualidad: llega en medio de movilizaciones en la capital mexicana y en otras partes del país que exigen, desde sus frentes, soluciones a sus demandas.

Una de estas movilizaciones comenzó este jueves. Maestros y maestras de la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación (CNTE) arribaron temprano al Zócalo para exigir, entre otras cosas, una mejora en sus condiciones laborales. Esa exigencia, sin embargo, se tornó violenta en las inmediaciones de Palacio Nacional.

Objetos lanzados al aire. Artefactos en

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