El presidente Donald Trump ha estado cenando con peces gordos de Wall Street. Se ha embarcado en una opulenta renovación de la Casa Blanca en un momento en que los estadounidenses tienen dificultades para pagar sus facturas. Ha expresado su apoyo a la concesión de visados a extranjeros cualificados para que ocupen puestos de trabajo en Estados Unidos. Aprobó un rescate de 20.000 millones de dólares para Argentina, con lo que ayudó a un gobierno extranjero y a inversores acaudalados en un momento en que el gobierno estadounidense estaba cerrado.

Para un presidente que volvió al cargo con la promesa de evitar enredos con el extranjero, hacer la vida más asequible y garantizar que los empleos disponibles se destinen a ciudadanos estadounidenses, esto ha supuesto un alejamiento significativo

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