El Gobierno Petro no pasó la prueba de coherencia sobre la fusión de Tigo y Movistar, quedó desnudo en la autorización, que en la práctica autoriza la consolidación del duopolio más concentrado del sector TIC en América Latina y en el mundo.

La decisión sobre esa operación tenía tres caminos que pasaban por las manos de Cielo Rusinque, la superintendenta de Industria y Comercio. Uno era negar la integración, el segundo era aprobarla talcual fue radicada y el tercero imponer una serie de condicionamientos. Tomó este último atajo en contravía a la línea retórica de Petro, pues no impidió la instauración, al final, de un mercado TIC con 93 por ciento de la industria en un cartel, con índice de concentración (IHH) de 4.378 puntos, ante cualquier condicionamiento es un grito a la bandera.

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