Buenos Aires vive horas de euforia, ansiedad y emoción. Con el regreso de Oasis a la Argentina, la ciudad se transformó en un escenario vibrante donde miles de fans se agrupan en hoteles, calles y accesos al Monumental.

La vigilia crece entre remeras, vinilos, mates compartidos y el ritual generacional de esperar a una banda que atraviesa épocas y biografías.

El clima es eléctrico. Las miradas están puestas en un detalle que reaviva tensiones: Noel Gallagher evita aparecer públicamente junto a su hermano Liam en cualquier instancia del tour.

Las versiones coinciden en que cada uno eligió hospedarse en hoteles separados para evitar roces y cuidar una tregua frágil, sostenida apenas por los focos del escenario.

La ciudad tomada por la mística Oasis

En los alrededores del estadio, una ca

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