El verano dejó muchos movimientos inesperados, pero pocos tan llamativos como el traspaso de Etta Eyong , un delantero cuyo nombre pasó de ser una promesa que seguía creciendo en Vila-real a convertirse, en cuestión de semanas, en la gran aparición de la Liga. El Villarreal decidió aceptar una oferta difícil de rechazar: el Levante abonó 3 millones de euros para incorporar al atacante camerunés, una operación rápida y directa que convirtió a los granotas en uno de los protagonistas silenciosos del mercado. El club vendedor fue el Villarreal; el comprador, un Levante que vio en él una oportunidad estratégica para reforzar una posición que había sido frágil durante toda la temporada anterior.

Una temporada inesperada

La respuesta del jugador no tardó en justificar el movimiento. En a

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