Durante siglos, las muelas del juicio —también conocidas como terceros molares— han sido un misterio de la evolución humana. Situadas en la parte posterior de la boca, suelen aparecer entre los 17 y 25 años. Pero cada vez son más las personas que no las desarrollan o que necesitan extraérselas. ¿Estamos asistiendo a su desaparición definitiva?

Una reliquia de nuestro pasado evolutivo

Las muelas del juicio fueron, en su día, una herramienta esencial para nuestros antepasados. Los primeros homínidos y humanos primitivos tenían mandíbulas más grandes y una dieta mucho más dura: raíces, hojas, carne cruda y nueces. En ese contexto, contar con un tercer molar era una ventaja evolutiva para triturar alimentos resistentes.

Sin embargo, con el paso de los milenios, la alimentación humana cambió

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