El certamen de Miss Panamá se ha convertido en la puerta de entrada oficial del país a Miss Universo. Es la instancia en la que se define quién va a ser la cara del país en uno de los escenarios más exigentes del mundo . Por eso cada edición se arma pensando en el estándar internacional: dominio de cámara, oratoria, idiomas y una imagen que pueda vender país en pocos segundos.
A lo largo de los años, la organización fue profesionalizando el proceso. Pasó de coronaciones más tradicionales a un esquema mixto: reality, eventos públicos, entrenamientos visibles y, cuando el calendario lo exige, designaciones directas. La lógica es simple: Panamá es un país pequeño, así que tiene que optimizar el tiempo de preparación para que su candidata llegue pulida.
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