La historia de este equipo no comienza en los viajes ni en los reconocimientos, sino en las aulas del CONALEP y de la Facultad de Sistemas de la UAdeC. Ahí, un grupo de jóvenes decidió dedicar tiempo extra para desarrollar proyectos que unieran curiosidad, técnica y un sentido claro de propósito.

Sus trabajos van desde un dispositivo para detectar cardiopatías hasta robots diseñados para competencias como la World Robotics Olympiad. Todo ocurre después de clases: tres o cuatro horas diarias de práctica, ensayo y construcción colectiva.

El equipo también se ha vuelto un pequeño laboratorio de diversidad. Cada integrante aporta una motivación distinta: liderar un club, resolver un problema de salud, aprender trabajo colaborativo o abrirse paso siendo la única mujer en un entorno técn

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