El material de la olla influye en la seguridad y calidad de los alimentos. El acero inoxidable es el más recomendado porque no libera metales ni altera el sabor, resulta duradero y es fácil de limpiar, ideal para hervir, saltear o preparar guisos.
Las ollas de hierro fundido distribuyen muy bien el calor y mantienen la temperatura, lo que las hace perfectas para cocciones lentas; solo hay que secarlas bien para evitar que se oxide.
Las de vidrio o cerámica son seguras y no reaccionan con los alimentos, aunque resultan más frágiles. Las de aluminio anodizado son livianas y conducen bien el calor, pero deben estar en buen estado y sin rayaduras. En cambio, las ollas con recubrimiento antiadherente deteriorado pueden liberar sustancias tóxicas y deben ser reemplazadas.
En resumen, elige ma

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