Hay decisiones judiciales que se explican en cinco renglones. Otras, ni en un expediente entero. Y hay decisiones -muy pocas- que no se pueden explicar sin hablar del dolor humano que hay detrás. La desaparición de Loan Danilo Peña, un niño de cinco años arrancado de su familia, pertenece a esta última categoría. No es un caso: es una herida abierta . No es un expediente: es una deuda del Estado con la verdad.

En medio de esa herida, hoy conviven dos modelos de justicia: u na que busca, investiga, escucha y trabaja; y otra que pretende cerrar en 60 días lo que la realidad aún no permitió resolver.

En esa tensión se juega algo más que un plazo: se juega la dignidad del Estado argentino frente a la desaparición de un niño.

Una jueza que camina donde hay barro y dudas

Nadie puede de

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