Después de una ducha relajante, muchas personas eligen acostarse con el pelo todavía húmedo. Puede parecer un gesto inocente —sobre todo cuando el cansancio gana—, pero este pequeño hábito nocturno puede convertirse en el enemigo silencioso de un cabello saludable y una piel equilibrada.

Dormir con el pelo mojado no solo provoca el clásico frizz que arruina cualquier peinado, sino que también debilita la fibra capilar. Cuando está húmedo, el cabello se vuelve más elástico y frágil, lo que hace que se quiebre fácilmente con el roce de la almohada. A la mañana siguiente, el resultado suele ser un pelo sin forma, más seco y con las puntas abiertas.

Pero hay un detalle que muchas veces se pasa por alto: la humedad retenida durante horas también puede alterar el cuero cabelludo. Los derma

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