Cuando uno termina de leer Poemas de amor y otros trastornos es posible visualizar un friso clásico donde están representadas las odiseas de amor de una vida: tan entrañables y variopintas, tan entreveradas con hojas y flores, tan suculento el manjar. Pero la heroína es mujer y se retrata a sí misma, algo que de clásico no tiene nada, y es un libro, portátil como memoria enamorada. Es el primero de poesía para Rosana Gutierrez y ya desde el título quedamos avisados, no hay traición: el amor crece, pese a toda advertencia, “herido, sucio, hermoso”; con las banderas de peligro en alto, contraindicado en prospectos y novelas: crece, no hay con qué darle.
Si es cierto que las palabras tienen una vibración y un espíritu, estos poemas escritos en un rioplatense contundente –que no se priva de t

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