En la Antigüedad la mitología cromática orbitaba tres polos. El blanco, lo incoloro; el negro, lo sucio; y el rojo, el único que merecía llamarse color. Rojo que sintetizaba el Todo y la Nada. Y que arrastraría muchos siglos después en agridulce adicción carmesí a la narradora de La flamenca, de Ana Montes, por un cuadro, que “por más que lo intente, nada se parece a la primera vez que lo vi”. Todo un saque que desarticula la novela familiar, el llanto del padre ausente y la madre terrible, inventando un cuarto propio.
Escrito con sueltos de memorias, e información real de una artista –Ana Montes participó en la gran retrospectiva a Emilia Gutiérrez en Colección Fortabat en 2023–, las entradas, entre el diario de naufragio, el ensayo veloz, el collage poético y las cartas a nadie, envuelv

Perfil

Diario La Prensa
Raw Story
Bozeman Daily Chronicle Sports
Glam