De correr cada mañana alrededor del patio de armas del Cuartel Sancho Ramírez a gestionar la ayuda humanitaria y mantener la paz en una zona devastada tras cuatro años de guerra civil. Los meses finales de 1995 fueron un cambio drástico en la vida de unos 300 soldados de la Agrupación Aragón que, rozando las veinte primaveras, partieron hacia Bosnia y Herzegovina para cerciorarse, junto con otras tropas de la ONU primero y de la Otan después, que la paz en los Balcanes se hiciera realidad.

Y este domingo, treinta años después de su partida a la península balcánica, decenas de estos veteranos han vuelto al acuartelamiento que en Huesca acogió a la primera promoción de soldados profesionales de España, muchos de los cuales fueron desplegados en Bosnia y Herzegovina.

“Ilusión” por ser p

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