Llevar la inteligencia artificial a las empresas despierta un entusiasmo que choca contra la realidad de sus limitaciones para interactuar con la gente. Tal el caso de Air Canadá, la aerolínea que debió indemnizar a un pasajero. La tecnología más avanzada sigue dependiendo de lo más antiguo: el juicio humano.

Gran repercusión tuvo el reciente caso de Air Canada, que fue condenada a indemnizar a un pasajero después de que su chatbot le diera información falsa sobre una tarifa. La empresa intentó argumentar que el bot era “una entidad independiente”, pero el tribunal no lo aceptó: si está en la página oficial, la responsabilidad es de la empresa. El episodio reveló un problema trascendente: el entusiasmo por la inteligencia artificial suele chocar con la realidad cuando se la expone al públ

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