Por razones obvias, es más sencillo imaginar al aguilucho de la bandera preconstitucional española con sus plumas negras erizadas que a Francisco Franco con los pelos de punta. Lo cierto es que la música tenía al sátrapa hasta, literalmente, la mismísima gorra de plato tan característica del dictador.

Siendo más exactos, al militar golpista se la traía al pairo las partituras pero las letras de muchas canciones, en especial desde finales de la década de 1960 hasta su fallecimiento, hace ahora 50 años, le preocupaban tanto como para en el caso de Canarias ordenar, por ejemplo, la suspensión en 1973 del programa Tenderete , aterrado ante el cariz reivindicativo que había tomado el exitoso espacio televisivo, cuya audiencia en las Islas rondaba de media el 85% de share , convirti

See Full Page