No todos los líderes políticos odian que se les ridiculice con caricaturas. Algunos incluso las exhiben con orgullo en sus despachos. Pero suelen ser políticos de corte demócrata, no de rasgos autoritarios cuyo poder depende de un culto a la personalidad.
El presidente de EE. UU., Donald Trump, un líder elegido democráticamente con fuertes inclinaciones autoritarias, no soporta que lo ridiculicen. En pasillos, se habla acerca de su decisión de presentarse como candidato presidencial republicano en 2016, luego de que, en 2011, el entonces mandatario demócrata Barack Obama se burlara de él en la cena de corresponsales de la Casa Blanca. En ese momento, Trump no pudo hacer nada al respecto. Pero ahora, como jefe de Estado, puede intentar silenciar a los burlones.
El 17 de septiembre, la cad

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