Grigori Yefímovich, más conocido como Rasputín , no era sacerdote ni monje, sino un campesino siberiano convertido en guía espiritual que llegó a San Petersburgo a principios del siglo XX. En una época marcada por el misticismo y el espiritismo como reacción a la Ilustración, su figura, sucia y magnética, con una voz profunda y un tono hipnótico , empezó a ganar fama en los salones de la aristocracia. Ofrecía consuelo y dejaba en quienes le escuchaban la sensación de haber sido comprendidos como nunca antes.
El ‘milagro’ del zarevich
La llave de su acceso a la corte fue su supuesta capacidad para aliviar al zarevich Alekséi , heredero del trono que padecía hemofilia . En opinión de varios historiadores, la mejoría del niño se debió a una mezcla de factores. Por un lado,

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