El diario Tiempo Argentino fue innovador en todos los sentidos. Con muchos suplementos y columnistas fue dirigido por Raúl Horacio Burzaco; Ricardo Cámara estuvo a cargo de la subdirección y Oscar Muiño era el jefe de redacción. Hilda Mouro y Beatriz Álvarez eran las secretarias. María Luisa Cedrés, la telefonista. Tenía un plantel enorme y una extensa lista de colaboradores, que ya enumeraré.

En septiembre de 1983 recibí un mensaje en el trabajo que me cambió la vida: “Llamá al 28-0808 y preguntá por Fernando Mendoza que es el jefe de la Corrección de Tiempo Argentino para ir a dar un examen. Precisan cubrir las primeras vacaciones, si lo aprobás, empezás en noviembre”.

Por entonces, yo pasaba informes a máquina en un laboratorio en la zona de la Facultad de Medicina, en CABA.

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