Redacción Medioambiente, 17 nov (EFE).- Océanos vivos, sanos, abiertos a la tecnología y resilientes es el horizonte de la COP30, donde la comunidad internacional, entre esperanzadora y escéptica, enfrenta un triple desafío: integrar la conservación marina en las políticas nacionales, frenar la contaminación y potenciar las ciencias oceánicas para proteger el pulmón azul del planeta.

Esta COP30 en Belém (Brasil) representa una “oportunidad” para incorporar la conservación marina en las políticas nacionales de acción climática, según Naciones Unidas, y para ello en Brasil, los océanos, responsables de producir al menos del 50 % del oxígeno del planeta del planeta, verán el desarrollo del “Desafío NDC Azul”.

Se trata de una iniciativa internacional, a la que se han comprometido varios país

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