Christopher Reeve fue para millones de personas la imagen de Superman . Su historia personal, la que no pertenece al cine, es mucho más poderosa que cualquier escena. Y esa historia nace a caballo. Su verdadera transformación, la que lo convirtió en símbolo de superación y humanidad, ocurrió en una pista de salto, en un concurso hípico, montando como un jinete amateur .
Reeve descubrió la equitación en 1985 cuando tuvo que aprender a montar para un rodaje. Lo que empezó como un requisito técnico se convirtió pronto en pasión. Tenía facilidad natural, pero sobre todo una enorme disciplina. Le gustaba la sensación de libertad que le daba el caballo, el silencio del entrenamiento, la concentración del salto. Quienes lo conocieron en su etapa ecuestre destacan que no montaba para aparen

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