Desde que España abrazó la democracia se instauraron unas reglas no escritas de honestidad y decencia política respetadas durante décadas por todos los mandatarios, con independencia de su ideología. Sin embargo, estos códigos de conducta democrática empezaron a tambalearse con la estulticia maliciosa de Zapatero, cuando el todo vale empezó a instalarse con la excusa de la progresía y la superioridad moral de la izquierda.
Pero la aniquilación del respeto a los pilares no escritos de nuestra democracia es producto final del desprecio de Sánchez a quienes se oponen a sus dictados inconstitucionales/antijuridicos/antidemocráticos, con la consiguiente erosión de las instituciones que tanto nos ha costado consolidar para mantener el equilibrio democrático.
Los ejemplos de deshonestidad hacia

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