La política de Estados Unidos hacia Venezuela volvió a entrar este fin de semana en un terreno de señales mixtas y mensajes contradictorios. Desde Florida, el presidente Donald Trump aseguró el domingo que Washington “podría estar teniendo algunas discusiones” con Nicolás Maduro y que Caracas “quiere hablar”, aunque evitó ofrecer detalles.

Ante la insistencia de los reporteros, respondió con un encogimiento de hombros: “Yo hablo con cualquiera. Hablo contigo” , el mismo mensaje que envió este lunes desde su despacho.

Sus comentarios, lejos de aclarar la postura de la Casa Blanca, coincidieron con un endurecimiento visible de la presión militar y diplomática contra el gobierno venezolano.

Apenas horas antes de esas declaraciones, el Departamento de Estado anunció que designaría al llamad

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